Marcos Martinez Rodriguez
Dotado de unas facultades excepcionales, José Juan Samper Pamblanco llenó nuestra sala de exposiciones con una colección de obras realmente interesante. En la carrera de los artistas hay momentos especiales en los que “lo que tocan” lo hacen bien y ese parece ser el tiempo de Pamblanco.
Pamblanco ama esta profesión hasta el punto que elabora sus propias espátulas, sus colores y sus soportes. Busca llegar a la última verdad que dote a su pintura de la autenticidad de sus convicciones. El estilo que practica se ve enriquecido por los constantes descubrimientos y dotan a su pintura de características novedosas y actuales. Hay rasgos gestuales puntillistas que dota de un ambiente espiritual al espacio y las cosas.
La larga trayectoria de este pintor se ve refrendada por le éxito, ciertamente bien merecido.
Joaquín Santos Matas
“La serie gris”, así llamada porque todos los cuadros tienen un fondo en este color, es una sorpresa, un alejamiento del Pamblanco de siempre, que nos golpea con los impactos negros y nos enseña, como ya dijo Picasso, a utilizar pocos colores pero colocándolos en su lugar justo.
Obra, en fin, rompedora de figuraciones, ilusión y expresión al libre albedrío, nacida para ámbitos minimalistas, limpios de distracciones, ajenas al clasicismo de formas y espacios.
Javier Lorenzo
Pamblanco pinta con actitud férrea y optimismo desbordante y contagioso. Lo primero que revelan sus cuadros es el placer de pintar. Dotado de un festivo sentido del color, sus paisajes y bodegones siempre han delatado una ironía audaz y liberadora. Estas últimas obras nos enseñan una alquimia en el tratamiento de los materiales y una gestualidad nuevas. El hecho de que muchos cuadros estén pintados en el suelo añade importantes consecuencias; nuevos problemas espaciales.
Ana Samper
Lo que propongo al “nuevo” observador, porque sea conocedor o no, de la obra del artista, los ojos con los que vea la exposición que hoy se presenta serán “nuevos”, es partir de estas dos premisas, la búsqueda en los cuadros de ese color y esa luz tan característicos de la pintura “pamblanquina” y dejarse llevar por ellos para aprehender la sensibilidad latente que transmiten los cuadros, y es entonces cuando el espectador se dará cuenta de que sigue contemplan la pintura de Pamblanco.